¿Qué es?
El enfisema es un trastorno en el que los alvéolos o sacos aéreos se inflan de manera excesiva. Este hecho provoca la destrucción de las paredes alveolares, lo que causa una disminución de la función respiratoria y, a menudo, falta de aire. Los síntomas precoces del enfisema incluyen falta de aire y tos. Los estudios han demostrado que el desequilibrio de los agentes químicos presentes en los pulmones destruye las fibras elásticas que permiten la contracción y la expansión de los pulmones. Esto es lo que ocurre en el enfisema.
Causas
En los alvéolos pulmonares el oxígeno del aire se intercambia por el dióxido de carbono en la sangre. Las paredes de los sacos aéreos son delgadas y frágiles, por lo que las lesiones que se producen en dichos sacos son irreversibles. El resultado es una especie de agujeros permanentes en los tejidos de la parte inferior de los pulmones. A medida que los sacos aéreos se van destruyendo, los pulmones van perdiendo la capacidad de transferir oxígeno a la sangre y, por tanto, cada vez falta más aire. La enfermedad avanza gradualmente y normalmente aparece después de años de exposición a humos y al tabaco. En muchos casos el paciente va al médico porque ha comenzado a sentir que le falta el aire cuando está activo o hace ejercicio físico. Este síntoma puede ser por sí mismo indicativo de que se padece enfisema. A medida que la enfermedad progresa, una caminata corta puede ser suficiente para que al paciente le cueste respirar.
Prevención
La única manera de prevenir la enfermedad es no exponerse a los factores de riesgo que la originan. Como se ha dicho, estos factores son el tabaco y los ambientes contaminados. Por eso, para prevenir la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es fundamental no fumar. También es muy importante mantener un buen estado de salud general, realizar ejercicios y seguir una dieta sana para aumentar la resistencia del cuerpo a las infecciones. La importancia de los ejercicios, ya sea en el hospital o en casa, radica en que contribuyen a aumentar la independencia y la calidad de vida del afectado. Además, disminuyen la frecuencia y el tiempo de hospitalización del enfermo.
La filosofía de la práctica del ejercicio es la siguiente: los pacientes que sufren enfisema necesitan energía extra para poder respirar. Si se usa esa energía de manera más efectiva para respirar, el paciente tendrá más energía restante para llevar a cabo sus acciones diarias y para participar en nuevas actividades. Las mejorías en la respiración pueden conseguirse, en gran medida, haciendo deporte, pero es muy importante que los ejercicios se hagan bajo supervisión médica y con el asesoramiento de especialistas. El ejercicio, a todos los niveles, mejora la utilización del oxigeno, la capacidad de trabajo y la mentalidad de los pacientes que sufren la enfermedad. Las actividades de bajo esfuerzo son más fáciles de practicar, para estos enfermos, que las actividades de alta intensidad.
Entre otros, se pueden hacer los siguientes ejercicios:
Parte inferior del cuerpo: bicicleta fija, subir escaleras, caminar, etcétera. Estos ejercicios fortalecen las piernas y aumentan el tono muscular y la flexibilidad. Ayudan a moverse mejor.
Parte superior del cuerpo: ejercicios diseñados para mejorar la fuerza de los músculos respiratorios, los músculos del brazo y los hombros. Fortalecerlos es importante porque aguantan la caja torácica, mejoran la respiración y hacen más fácil llevar a cabo actividades cotidianas, como transportar bolsas, hacer la cama o levantar objetos. Teniendo en cuenta que la forma física se pierde rápidamente cuando la persona interrumpe el programa de ejercicios, es básico que el paciente se marque unos objetivos que pueda alcanzar y que los vaya aumentando progresivamente.
Además de los ejercicios, es recomendable que la persona siga algunos otros consejos: Acompañar los ejercicios de una alimentación saludable. Hacer calentamiento antes de los ejercicios. Cambiar de ejercicios y hacerlos variados para que el paciente no se aburra y desista: nadar, andar, hacer pesas, practicar aeróbic de baja intensidad. Practicar ejercicio con amigos para hacer la actividad más amena. Seguir con el ritmo habitual y no intentar realizar esfuerzos excesivos. Detener las actividades ante cualquier molestia y consultar al médico.
Tratamientos
El tratamiento médico incluye ayuda para dejar de fumar, fármacos broncodilatadores, antibióticos, ejercicios de rehabilitación pulmonar. Cuando se hace una exploración física, el médico puede no hallar nada anormal, aparte de la respiración sibilante que escucha con el fonendoscopio. Las radiografías de tórax también pueden dar resultados normales. Además, a medida que evoluciona el mal los movimientos del tórax disminuyen durante la respiración y se hace más difícil escuchar los ruidos de la respiración con el fonendoscopio. Por este motivo, para hacer un diagnóstico correcto se requiere un aparato denominado espirómetro, que mide el volumen espiratorio máximo por segundo. Sólo con este aparato se puede demostrar la obstrucción o reducción del flujo de aire que padece una persona que haya contraído la enfermedad.
El tratamiento es distinto en pacientes que padecen obstrucción respiratoria leve que en los que tienen una obstrucción moderada o grave. Por eso, es obligado consultar con el médico y seguir con regularidad los consejos que los profesionales de la salud indiquen, de acuerdo con el estadio en que se encuentre la enfermedad.
Las distintas posibilidades de tratamiento son las siguientes: Dejar de fumar. Abandonar el tabaco -principal causa de la enfermedad-es útil en cualquier fase de la enfermedad. Tratar de evitar la exposición a partículas irritantes en el aire. El enfisema puede empeorar si la persona tiene gripe o neumonía. Por eso quienes padecen esta enfermedad deben vacunarse contra la gripe cada año, además de recibir una vacuna antineumónica cada seis. Usar broncodilatadores para reducir el espasmo muscular.
La inflamación en las vías aéreas puede disminuir mediante el uso de corticosteroides, pero sólo un 20 por ciento de pacientes responden a ellos. Para expulsar las secreciones no hay ninguna terapia válida, pero evitar la deshidratación bebiendo suficiente líquido puede prevenir las secreciones espesas y ayuda a mantener la orina clara. La administración de oxígeno ayuda a disminuir el ahogo que sienten los enfermos cuando realizan actividades diarias. A largo plazo, además, prolonga la vida de las personas que padecen esta enfermedad con una concentración de oxigeno en la sangre extremadamente baja; el oxígeno reduce el exceso de los glóbulos rojos, mejora la función mental y reduce la insuficiencia cardiaca. En pacientes con un déficit grave de la proteína alfa1-antitripsina se puede sustituir la proteína que falta mediante infusiones intravenosas semanales.
En personas con enfisema grave se puede hacer una cirugía conocida como reducción del volumen pulmonar. Esta opción sólo es viable en las primeras etapas de la enfermedad. En esta cirugía se extirpan las partes más afectadas del pulmón para permitir que éste y los músculos respiratorios restantes funcionen mejor. En casos extremos se puede llegar a transplantar el pulmón. Esta opción sólo se lleva a cabo con determinados pacientes menores de 50 años. Hacer ejercicio, ya sea en casa o mientras se está ingresado en el hospital. Tos de larga duración La tos de larga evolución va estrechamente ligada a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y, de hecho, es uno de los síntomas que presenta este tipo de enfermedad. Se dice que se produce tos de larga evolución cuando la tos persiste más de tres semanas y las causas concretas se desconocen. Las causas generales de la tos de larga evolución pueden deberse a agentes físicos, como los gases, al tabaco o distintas enfermedades.
Los tipos de enfermedad que pueden desencadenar en este tipo de tos son las otorrinolaringológicas ("tapón de cera" -un cuerpo extraño en el conducto auditivo externo-, rinitis, sinusitis, amigdalitis), las tráqueobronquiales (entre las cuales se encuentra la bronquitis crónica y el asma), las pulmonares (entre ellas el enfisema y la fibrosis quística), las pleurales y las cardíacas. En los fumadores, el tabaco y las enfermedades que se derivan de este hábito suelen ser el principal causante de la tos. En los no fumadores, las causas más importantes son el asma, la bronquitis crónica y el reflujo gastoesofágico. La tos de larga duración en los niños suele deberse al asma, a las infecciones respiratorias víricas o la tos psicógena (la que aparece por motivos psicológicos).
Los antecedentes familiares o personales también pueden provocar este tipo de tos. Establecer el diagnóstico de este tipo de tos de larga duración requiere una serie de pasos. En primer lugar se recurre a la anamnesis; es decir, se indaga en los antecedentes familiares, fisiológicos o patológicos del enfermo. Más adelante se hace una exploración física para valorar el estado general del paciente, tomarle la temperatura y comprobar la frecuencia cardíaca y respiratoria. Después se hacen otras pruebas: se realiza una exploración otorrinolaringológica, por si la tos pudiera deberse a problemas de este tipo; se palpan las tiroides y otras estructuras del cuello; y se miden los diámetros torácicos, que pueden indicar una patología obstructiva o restrictiva. Es imprescindible descartar también la existencia de problemas cardiovasculares si se escuchan soplos o ritmos anormales. En caso necesario se hacen otras exploraciones complementarias: pruebas de función pulmonar, radiografías del tórax, una espirometría con prueba broncodilatadora, una prueba de tuberculina, un hemograma o un estudio citológico y microbiológico del esputo, entre otras.
Tratar la tos de larga evolución no es sencillo, ya que, según diversos estudios, aproximadamente en un 18 por ciento de los casos esta tos puede deberse a dos o tres causas simultáneas. Se dice que el tratamiento ha surtido efecto cuando se ha eliminado por completo la tos. Los fármacos que pueden administrarse para tratarla, por vía oral o por medicación inhalada, dependerán del tipo de tos y del origen de la misma. La tos crónica puede ser de varios tipos y cada uno de ellos va asociado a un tipo de enfermedad, normalmente pulmonar. Así, por ejemplo, la tos matutina se relaciona con la bronquitis crónica; la tos nocturna se asocia a la sinupatía o al asma; la tos con expectoración maloliente se relaciona con el absceso pulmonar; y la tos espumosa tiene que ver, normalmente, con el edema pulmonar, entre otros muchos tipos de tos de larga duración.
Otros datos
Los enfermos con enfisema pueden encontrar alivio a sus problemas respiratorios usando un inhalador. Para utilizarlo se deben seguir los siguientes pasos: Agitar el inhalador Exhalar durante 1 o 2 segundos Poner el inhalador en la boca y aspirar lentamente Presionar el extremo del inhalador al tiempo que se comienza a inhalar Inhalar lentamente hasta sentir los pulmones llenos (toda la operación debe durar entre 5 y 6 segundos) ¿En qué consiste la oxigenoterapia? El suministro de oxígeno (oxigenoterapia), ya sea hospitalario o a domicilio, lo realizan empresas especializadas, que lo instalan y dan las oportunas instrucciones de uso. Si el médico autoriza al paciente a recibir oxigenoterapia domiciliaria, aconsejará en cada caso a dónde acudir o cómo tramitar el servicio.
Las preguntas que la persona afectada se plantea más frecuentemente sobre el proceso de suministro de oxígeno suelen ser: ¿cómo se lleva a cabo?, ¿qué componentes integran el equipo?, ¿cómo se utiliza?. En cuanto a dispositivos, puede decirse que el oxígeno se suministra a través de tres elementos principales: cánula, cilindros de oxígeno y mascarilla (aparte de los cilindros, el oxígeno también puede suministrarse en otro tipo de contenedor, denominado concentrador de oxígeno, o en una botella si se halla en estado líquido).
La cánula es un tubo que se conecta al contenedor de suministro o cilindro, y que en determinado punto se bifurca para poder introducirlo en ambas fosas nasales. La mascarilla, por su parte, es a la vez una alternativa y un complemento; al suministrar el oxígeno de forma indirecta, irradiándolo a la zona nasobucal, las fosas nasales no se irritan tanto, por lo que muchos pacientes emplean la cánula durante el día y la mascarilla durante la noche. Otra modalidad de aplicación del oxígeno es la terapia transtraqueal, que requiere la inserción permanente de un catéter en la tráquea.
Este sistema puede necesitar, además, de la instalación de un humidificador (sobre todo si el flujo de oxígeno es superior a 4 l/min. Como medidas de seguridad, las más importantes son no fumar en la habitación dónde esté instalado el equipo de oxigenoterapia ni, por supuesto, instalarlo en un lugar donde hayan fuentes de calor u objetos inflamables; los contenedores de oxígeno o la botella de líquido deben estar correctamente fijados (en el primer caso) y boca abajo, colgada del soporte (en el segundo).
Alimentación saludable para pacientes con enfisema
Aunque el aire y los alimentos son los dos elementos básicos que necesita todo ser humano para vivir, los pacientes que presentan enfermedad pulmonar obstructiva los necesitan de forma especial: de la misma manera que deben adoptar medidas específicas para mejorar la calidad del aire que inhalan y tratar de abandonar hábitos y condiciones perjudiciales, también tienen que alimentarse según las reglas de lo que se conoce como dieta saludable y equilibrada.
La razón principal de una correcta nutrición, en este caso, es que un cuerpo bien alimentado contribuye a fortalecer a la persona ante posibles infecciones, además de prevenir enfermedades que no harían sino complicar la enfermedad obstructiva, favoreciendo el aumento de hospitalizaciones. Por otra parte, los alimentos aportan, entre otras cosas, la energía necesaria para llevar a cabo incluso el sencillo acto de respirar; una persona enferma de EPOC precisa diez veces más calorías para hacerlo que una que esté sana.
A continuación aparecen algunas normas y consejos sobre nutrición apropiada para enfermos con enfisema, sin olvidar que el más adecuado para dar las indicaciones correctas para cada individuo en concreto es el médico especialista.
Hay que comer alimentos de todos los grupos: frutas, vegetales, lácteos, cereales, fibra, proteínas.
Limitar la ingesta de sal y de bebidas con cafeína.
Evitar alimentos que provoquen gases o sensación de pesadez.
La comida principal del día debe hacerse a primera hora para aportar energías al organismo.
Opte por comidas fáciles de preparar.
No ingiera productos de escaso valor nutritivo.
Si utiliza oxígeno, no deje de hacerlo mientras come ni inmediatamente después: supone un aporte de energía para realizar el proceso digestivo.
Es importante que el acto de comer se realice en un entorno relajado.
Convivir con la enfermedad
Muchos pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica presentan, a veces, ansiedad, depresión y aislamiento social debido a las limitaciones que la dolencia les impone. La percepción de su cuerpo cambia, se sienten más solos, se crea un concepto negativo de la persona y aparece, en muchos casos, la disminución de la autoestima. Muchas veces incluso cambia la relación del enfermo con la familia y los amigos. La rehabilitación pulmonar pretende combatir, en la medida de lo posible, los efectos negativos que se derivan de la EPOC, combinando ejercicios de entrenamiento con programas educativos y de comportamiento para mejorar la vida del paciente día a día. Además de mejorar la actividad diaria, la rehabilitación pretende que el enfermo sea independiente. Un buen plan de salud para cualquier persona con bronquitis crónica debe incluir, además del ejercicio físico, las siguientes reglas básicas: Visitar al médico ante cualquier principio de resfriado o de infección de las vías respiratorias.
El paciente debe preguntar al médico si se debe vacunar contra la gripe y la neumonía neumocócica. Seguir unos hábitos saludables: mantener una dieta nutritiva y equilibrada, intentar mantenerse en el peso correcto, no fumar, hacer ejercicio. Participar en programas educativos, que consisten en aprender los detalles sobre la enfermedad, las posibilidades de tratamiento, sus consecuencias, etcétera, para poder enfrentarse mejor a ellas. Estas clases incluyen también información varia: cómo funciona el pulmón, qué medicamentos se utilizan para tratar la EPOC, en qué consiste la terapia de oxigeno, cómo funcionan los inhaladores, entre otros aspectos… Recibir soporte psicológico por parte de profesionales de la salud, ya sea mediante programas educativos individuales o tratamientos de grupo.