(Atmanjali mudra)
El gesto del Namaste es esencialmente indio y, en consecuencia, muy antiguo.
Es parte integral de la cultura india; su esencia se encierra en la unión de ambas palmas de las manos, hacia arriba y frente al pecho, a modo de saludo.
Se utiliza siempre, en cualquier ocasión, y es la quintaesencia India.
En este simple gesto radica la intemporalidad de la India, la madre de todas las culturas.
Sí hubiera que buscar un gesto representativo del país, sería sin duda alguna el sencillo, humilde y simbólico Namaste. Es también una de nuestras exportaciones más extendida en todo el mundo.
El Namaste representa la creencia de que cada uno de nosotros tiene una chispa divina en su interior localizada en el chakra del corazón. El gesto es el reconocimiento de una alma a otra. Literalmente, Nama significa «reverencia», as significa «yo», y te significa «tú».
Por consiguiente, Namaste significa «respétame» o «te respeto».
Para realizar el Namaste se colocan las manos frente al chakra del corazón, se cierran los ojos y se inclina la cabeza. Puede hacerse también colocando las manos frente al tercer ojo, inclinando la cabeza y llevando después las manos al corazón. Se trata de una profunda demostración de respeto.
El Namaste permite al maestro y al alumno unirse energéticamente en un lugar intemporal, libres de las ataduras del ego. En clase de yoga, el Namaste debe realizarse preferentemente al inicio y al final de la misma. Pero el Namaste no necesita una ocasión determinada. Se puede hacer en cualquier lugar, en cualquier momento, sin ningún ritual ni condición previa. Es un saludo instintivo e incondicional a la creación.