Siempre hay una razón

Nunca nada sale mal. Pase lo que pase, sucede por una razón. Si las cosas no salen como esperas, hay una razón. Si no consigues los resultados que deseas, hay una razón. Y justamente porque hay una razón por la cual las cosas son como son, hay manera de cambiarlas. Para lograr un resultado diferente, simplemente hace falta una causa diferente. En lugar de asumir que el mundo se ha vuelto injustamente en tu contra, busca comprender el origen de la adversidad. Una vez que sepas qué es lo que está originando el resultado que no quieres, sabrás cuál es la mejor estrategia para crear lo que sí deseas. Lo que ves como un problema no está allí para paralizarte. No es más que el inevitable resultado de lo que sea que lo esté produciendo. Comprende la causa, y podrás transfórmala para mejor. Hay una razón detrás de todo lo que sucede, así que haz que esa razón trabaje para ti.