Quisiera tener la capacidad de ver más allá de lo que ven mis ojos. Poder descubrir a los seres que se esconden detrás de sus paredes de miedos, de olvidos y de sueños rotos, de fracasos y de historias sin concluir. Poder descubrir la esencia de las personas, sus intenciones, sus ilusiones.
Quisiera poder hablar a través de ellos, sin necesidad de las palabras. Que transmitan, que sientan, que alberguen corazones desolados y que nunca sientan la necesidad de cerrarse para no sufrir.
Hay ojos que son capaces de comunicar a la humanidad, el alma que encierra un cuerpo.Hay almas que se comunican con otras almas y cuyos ojos sirven de instrumentos necesarios para hacerlo: Mirar el alma, mirar el corazón, mirar el sentimiento, mirar la vida.
Como los ojos del cuerpo no siempre ven lo que ven los ojos del alma, siempre estamos necesitados de una mirada más. Siempre necesitamos tener un punto de vista diferente, que complete nuestra visión. Siempre necesitamos de la visión del otro, para hacer completo nuestro panorama.
Que mis ojos del cuerpo vean lo que ven mis ojos del alma es mi deseo interior. Sería el milagro perfecto.
Que mis ojos del cuerpo tuvieran la amplia visión que tienen mis ojos del alma, sería lo mejor.
¿Quién pudiera ver más allá de la vida, más allá de los actos, más allá de las palabras, más allá de las mentiras, más allá de la muerte? Solo los ojos que miran con Dios, aquellos que acompañan su mirada dejándose llevar por la divina presencia en quien se inspira.